San Petesburgo fue durante
muchos años la capital imperial de Rusia.
Como tal guarda valiosos tesoros de arte y una larga historia de guerra
y destrucción. Una muestra de esa
historia son los restos de la familia Romanov. Asesinados durante la revolución Rusa, fueron los últimos miembros gobernantes de
esa dinastía. Su tumba se encuentra en la capilla de Santa Catalina en la Catedral
de San Pedro y San Pablo, dentro la fortaleza militar del mismo nombre. Frente a este lugar imponente, al otro lado
del Río Neva, se encuentra la más grande colección de arte de la ciudad y una
de las mayores del mundo, la contenida en el Museo del Hermitage.
Sus seis edificios son hijos de una época en
la que la economía no había desarrollado instrumentos econométricos tales como el PIB, y en la
que la riqueza y poderío de las naciones se manifestaba, frente a los enviados
de otras potencias por la magnificencia de sus edificaciones reales.
Se trata de una obra colosal que debe su inicio como espacio para albergar arte a Catalina la Grande. Menos conocido es que el
origen de una buena parte del dinero de los zares provino del Vodka. Como dato, a finales
de la década de 1850, apenas 15 años después de concluida la construcción del "Nuevo Hermitage" un exorbitante 46% de
los ingresos del Estado provino de esta bebida a través de un sistema que sólo
permitía su producción a la nobleza y su comercio a sólo se permitía a través de comerciantes que obtenían licencias a altísimo costo.
En 1861, Alejandro II comenzó
un período de grandes reformas que en ese año abolió la servidumbre liberando a
22.5 millones de siervos, un 40% de la población del país. Otorgándoles algunos
derechos como ser dueños de la tierra que trabajaban y poder dedicarse al
empleo que quisieran. Estas reformas abarataron los precios del alcohol y ello significó que en 1863 los rusos
gastaron 300 millones más de rublos que en el año previo y que sólo en Moscú,
se pasara de 371 tabernas a 3,168 en ese mismo año.
En tanto siguieron las grandes reformas --concluidas en 1874-- el palacio del Hermitage siguió adquiriendo obras. Para efecto de ejemplificar, dos de las más emblemáticas fueron: la Madonna Litta de Leonardo da Vinci (en 1865) y la Virgen y el Niño de Rafael (en 1870).
Actualmente están albergadas alrededor de 3 millones de obras de arte y acudir a sus salones es una experiencia inabarcable que, por saturación, hace casi imposible
un verdadero disfrute. En medio de tanta
belleza se echa de menos un mayor cuidado por muchas de estas obras que están sometidas de manera más o menos directa a la luz solar que penetra a través de las ventanas del museo.
Catedral de San Pedro y San Pablo
Tumba de Nicolás II, último Zar de Rusia, su esposa Alejandra y sus hijos
Rembrandt, El retorno del hijo pródigo, 1662
Leonardo da Vinci, Madonna Litta, 1490-1491
Rafael, La Virgen y el niño, 1502-1503
Miguel Angel, joven en cuclillas, 1530-1534
El Greco, San Pedro y San Pablo, 1595-1600
El Greco, La anunciación, 1600
Auguste Rodin, Cupido y Psique, 1905
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