La ética aplicada a la educación que subyace en el concepto de sociedad por cohesión de María Montessori

Durante el presente trabajo delimitaremos el tema de la tesis y orquestaremos una solución gráfica con la finalidad de aclarar el tema y tener un punto de vista más claro sobre la problemática a tratar. Nuestro propósito no es de ninguna manera alienarnos a los conceptos aislados que queremos tratar pues cada uno esta a expensar de ser tan objetivado que las personas queden atrapadas en la idea fría que los rodea.[1] El tema es “La ética aplicada a la educación que subyace en el concepto de Sociedad por cohesión de María Montessori” y para lo cual plantearemos el problema que gira alrededor de estos conceptos, cuáles son las preguntas que nos surgen y justificaremos la relevancia de nuestra investigación.
    Lo primero que debemos saber es que la educación en sí plantea varios problemas que han intentado resolverse a través de los siglos. El más evidente gira en torno a su significado, que ha sido tanto controversial como dinámico. Otro problema se refiere al concepto de hombre pues la educación, al ser una actividad humana, está subordinada al hombre que se pretende educar. A su vez, puesto que el conjunto de hombres conforman una sociedad, por lo tanto, hombre y sociedad siempre han estado adjuntos al concepto de educación.



[1] Eco, Humberto, Obra abierta, “De la manera de formar como compromiso con la realidad”, Barcelona, 1985, p. 278






Como vemos el tema es vasto y los autores son grandes. El problemática es compleja pero no por eso la dejaremos un lado. El tema de la educación siempre ha acompañado al ser humano porque es un tema humano.
El hecho de crear una solución plástica nos ha orientado en el tema, elegir cuidadosamente las líneas de investigación y acotar a los autores de forma armónica pues corremos el peligro de perdernos dentro del la gran selva teórica que aborda el tema. La forma de resolverlo fue una red y no es un casualidad. Sin el afán de caer en un riguroso perspectivismo cartesiano[1], las líneas y los colores nos asesoran para ir derivando el nivel de importancia de las líneas de investigación pero juntas, conforman un todo que construyen una malla reticular sosteniente. ¿Qué sostiene? Todavía estará por verse. Pero lo que si podemos saber en palabras de Umberto Eco es que
el hombre no puede permanecer encerrado en si mismo en el tempo de su propia interioridad; debe exteriorizarse en la obra y, al actuar de esta manera, se aliena a ella. Sin embargo, si no lo hiciese y continuase cultivando su propia pureza y absoluta independencia, no se salvaría, sino que se anularía.[2]


[1] Jay, Martin, Campos de fuerza, “Entre la historia intelectual y la crítica cultural, Barcelona, Paidós, 2003, p. 233
[2] Eco, Humberto, Obra abierta, “De la manera de formar como compromiso con la realidad”, Barcelona, Ariel, 1985, 287

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