https://newatlas.com/con...agram-human-brain/39659/
La neuroestética estudia la actividad cerebral al percibir algo que considera como hermoso.
En los años 60, mediante experimentos realizados en la Universidad de Houston con primates, se descubrió cómo algunas células del cerebro llamadas "bandas magnéticas" experimentaron cambios en los flujos de sangre según el color y la forma observada por la zona de la corteza primaria conocida como VI, localizada en el polo posterior de la corteza occipital del cerebro y que alberga la corteza visual que responde a la longitud de onda recibiendo el estímulo de la luz. Al observar los monos diferentes formas y colores, los picos de flujos de sangre en su cerebro cambiaron. Posteriormente de VI pasa a V2 en donde se codifica la información para ser interpretada por V4 que responde a longitudes de onda y que termina transformando la información en colores. Sin embargo, se vio que la zona 4 no era el final de la percepción estética y cromática, pues también participaban en este proceso perceptivo tanto el hipocampo relacionado con la memoria a corto plazo, como el sistema límbico que responde a los estímulos emocionales, siendo éste el motivo por el que la percepción estética despierta emociones.
Daniel Felleman, responsable de la investigación, afirmó que el cerebro usa un código especial para la percepción del color, debido a que la localización de la actividad pico dentro de esos mapas de colores y formas determina lo que se ve, siendo muy probable que esos mecanismos funcionen de igual manera en el hombre.
Igualmente encontraron que muchas áreas visuales del cerebro se especializan en particularidades como el movimiento del color, y la posibilidad de cualificar las cosas como bellas o feas.
Zeki, se especializó en estudiar la relación entre las artes visuales y el funcionamiento del cerebro, estudiando la reacción de las neuronas cuando aprecian una obra artística fundando la neuroestética que centra su estudio en la naturaleza de la belleza con el objetivo de determinar lo que sucede en el cerebro cuando vemos algo hermoso como un paisaje, un rostro, una escultura, etc..
La belleza es un placer subjetivo, pues no hay una definición universal, así lo afirmaba Kant, pues se basa en la sensación personal de placer o disgusto y que resulta imposible evaluarlo de manera empírica.
En el s. XX se encontraron objeciones en el argumento kantiano, pues se observó que lo que da placer a los sentidos tienen influencias armónicas, simétricas, cromáticas y de forma de otras épocas y culturas que van más allá de la mera construcción estética del arte como el contexto histórico.
En 1933, David Birkhoff, matemático de origen inglés, estableció una teoría encaminada a entender la percepción estética a partir de una ecuación matemática, definiendo la medida estética de un objeto como una proporción entre su simetría y forma. Sin embargo esto resultó útil para objetos simples y poco funcional para objetos complejos como una pintura surrealista.
Actualmente las resonancias magnéticas son utilizadas para evaluar la reacción cerebral midiendo la concentración de oxígeno en la sangre del cerebro; cuando éste es mayor es por que hay mayor movimiento cerebral.
Se ha asociado aquéllo que nos produce placer con lo bueno y lo que nos resulta desagradable con lo malo siendo éstas respuestas, parte de la necesidad de la propia naturaleza humana por protegerse por lo que se considera innata y positiva a la belleza y asociada específicamente con los rostros, de ahí que éstos sean de suma importancia en la emotividad del hombre sin importar la cultura y lo mismo sucede en otras áreas como el arte. Igualmente, cuando algo es considerado como feo, se alerta otra zona del cerebro encargada de los estímulos y emociones negativas como el miedo detonándose como defensa que prepara al cuerpo para que el individuo se aleje de ése estímulo considerado como desagradable registrándose por primer vez las sensaciones de atracción y repulsión hacia algo bello o feo, pues al parecer existe un vínculo entre percibir la belleza artística con las situaciones u objetos bellos también, siendo ésto producto de la propia evolución humana.
Pero, ¿también evolucionamos para crear y disfrutar el arte?
Vale la pena aclarar que arte y belleza no son lo mismo. Tradicionalmente la belleza artística era una cualidad especial y etérea por lo que una obra de arte no podía percibirse de igual manera que los objetos cotidianos. En este sentido, la conducta artística puede ser una adaptación que ha evolucionado como respuesta a las presiones selectivas de nuestra percepción.
Por otra parte, se cree que la universalidad del arte en las culturas puede explicarse como un surgimiento de ciertas predisposiciones cognitivas del hombre asociada a la representación de objetos en un dibujo de manera en que los demás puedan comprenderlo. En consecuencia, se piensa que el arte es un producto de la evolución pero no una adaptación evolutiva del ser humano.
Steve Brown, descubrió que la belleza de una obra de arte provoca la misma sensación y reacción cerebral que el disfrute de la comida. La interpretación de este resultado se da mediante las teorías cognitivas de la emoción, que indican que el procesamiento estético equivale a evaluar las cosas como "buenas" o "malas" dependiendo del estado fisiológico del individuo, es decir; ver un platillo exquisito puede provocar emociones positivas en el individuo siempre y cuando a éste no le duela el estómago pues de lo contrario experimentará reacciones negativas, alertando otras regiones cerebrales como la red límbica que controla las emociones y que controla algunas conductas esenciales como la búsqueda de alimento y el instinto de conservación.
De acuerdo a Brown, también la red límbica está asociada a la valoración estética sin importar el sentido por el que se perciba (vista, oído, etc.) al igual que la apreciación que se hace de los objetos cotidianos por lo que concluye que el aspecto estético del arte es un producto residual de la evolución debido a que el sistema estético del cerebro evolucionó primero para apreciar objetos biológicos (alimentos, naturaleza, etc.) y posteriormente ésta se aprovecho para crear arte., sin embargo ésto no sucede igual para las actividades artísticas como la danza, en la que la coordinación de movimientos exige mayor esfuerzo cerebral, además de una vinculación emocional de carácter social y emocional, relacionándolo también con el talento y la capacidad de ejecución y creativa del artista más que con asuntos biológicos.
Para él, el arte es más que una dimensión estética que satisface necesidades sociales y para entenderlo la neuroestética no es suficiente, pues ésta se concentra solo en las preferencias perceptuales, por lo que será necesario buscar la explicación de los fenómenos cognitivos neuronales y culturales que intervienen en las conductas universales de la creación artística a partir de una nueva disciplina llamada neuroarteología.
Zeki por su parte sugiere que los artistas con instintivamente neurocientíficos pues comprenden de manera innata la respuesta del perceptor ante su obra.
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