“Hemos sido los primeros en estudiar a los doctorandos como
un grupo aparte usando un tamaño de muestra adecuado y comparándolos con otros
grupos de población altamente formados” [...]: en
todos los casos el grupo de personas que estaban haciendo una tesis doctoral
tenían con mucha más frecuencia signos de deterioro en su salud mental,
llegando por ejemplo a afirmar el 32% de los estudiantes de doctorado que
experimentaban al menos cuatro de los doce síntomas frente al 12%-15% de las
personas pertenecientes a los grupos control.
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Otro factor que puede influir en la salud del estudiante, en
este caso tanto negativamente como positivamente, es el tipo de director de
tesis que tienen: la salud mental de los doctorandos era mejor de lo normal
cuando tenían un mentor cuyo liderazgo les inspiraba. Por el contrario, otros
estilos de liderazgo eran neutros o en el caso de aquellos supervisores que se
abstenían de dirigir o guiar al doctorando, un tipo de liderazgo laissez-faire,
sus estudiantes tenían un 8% más de posibilidades de desarrollar sufrimiento
psicológico.
Todo este trabajo realizado por la Universidad de Gante pone
de manifiesto que incluso en países como Bélgica, donde las condiciones
económicas son favorables, el propio desarrollo de una tesis doctoral expone a
los estudiantes a situaciones tóxicas para su salud mental por encima de lo que
es habitual en otros ambientes similares.
¡Con razón! De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco; (aunque un doctorando más de lo normal). ¡Felices vacaciones!
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ResponderEliminarSolo la tesis? y la vida cotidiana desde dentro como lo menciona Certeau misma que nos obliga a activarnos y a llenarnos de prácticas culturales, algunas bien encaminadas y otras no tanto, en las que el consumo y la cantidad de mensajes también agotan, exigiendo culturalmente una cuota que cobra una factura en la salud
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