Salvador
Dalí, pintor surrealista, le debía varios de sus triunfos artísticos a la
persona de Marcel Duchamp.
“Duchamp
apoyó a Dalí en distintos momentos de su vida”, explica William Jeffett,
curador del Museo Dalí en St. Petersburg, Florida.
El apoyo
y el lazo intelectual formado entre estos artistas fue sumamente criticado por
aquellos que les conocían: Dalí, pintor egoísta, y con Duchamp, padre del arte
conceptual. Sin embargo, forjaron una relación estrecha en la que el uno apoyaba al otro en todas sus elaboraciones y viceversa.
No se sabe
con exactitud cuándo y cómo se conocieron, se especula que fue alrededor de 1930
durante la premier de La Edad de Oro de Dalí. La amistad floreció de manera
natural y hoy vemos fotografías tomadas en 1933 de los dos veraneando en
España, acompañados por Gala, esposa de Dalí.
A pesar
de la diferencia de edades, Duchamp y Dalí tenían varios intereses en común,
como la filosofía, la religión, la ciencia y el lenguaje humorístico.
De esta manera, se rompe con la idea de que ambos artistas eran seres egoístas e interesados únicamente en ganar terreno en el mundo del arte; estos artistas sentían verdadero afecto el uno por el otro.
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