Los fantasmas de la extinción del Arte.


     La noche de brujas, el día de muertos, las historias de terror fueron tema recurrente en los días pasados en que se celebran las fiestas que honran en México a nuestros antepasados y que en el mundo entero se han convertido en noches de celebración. La muerte está presente en el pensamiento del ser humano, es lo único de lo que no puede escapar y a pesar de los intentos de la ciencia y de la fantasía sigue vigente en su existir.

     Esta idea de la muerte trasciende las fronteras de la propia vida irrumpiendo en toda forma de su actividad, el arte y la cultura no han escapado de ello. Se habla de la obra de arte como algo que elude la muerte, lo que "inmortaliza" al artista y es quizás una motivación para muchos de ellos el poder lograrlo, a lo largo de la historia algunos lo han conseguida aunque paradójicamente lo hicieran posterior a su propia muerte.

     Ante el surgimiento de la fotografía en la segunda mitad del Siglo XIX y con su posterior desarrollo, se llegó a pensar que era el fin de la pintura, ¿cuál era la necesidad de representar la realidad a través de la pintura si eso se podría lograr de forma mecánica y con mucha mayor fidelidad?, el miedo a la muerte del arte pictórico comenzaba a amenazar en aquellos años. Sin embargo el resultad fue absolutamente otro, el cambio en los paradigmas pictóricos sucedía uno tras otro, la mimesis comienza a dar paso a otra serie de inquietudes en la pintura; surge el impresionismo buscando no la realidad objetiva sino la personal, comienza el arte a dar un giro que sería crucial. Cézanne, Renoir, Manet son algunos de sus principales representantes.

     Vassily Kandinsky (1866-1944) quizás daría el vuelco definitivo, buscando en el interior del artista los verdaderos fundamentos del arte, dice E.H. Gombrich: "al igual que muchos otros pintores amigos suyos, fue un místico que aborrecía los valores del progreso y la ciencia" (Historia del arte. E.H. Gombrich. Ed. Phaidon. p. 440). Lo representado en el lienzo ya no se parece a la realidad que se percibe con la vista. El arte abstracto reclama entonces su lugar en la historia. Le seguirían las  nuevas corrientes artísticas características del Siglo XX incluyendo las vanguardias.

     Pero en el fondo de todo esto, no muere el arte por la fotografía sino que encuentra nuevos caminos y continúa su proceso de evolución, sin embargo el miedo a la muerte perdura...

     "El fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado (premio Príncipe de Asturias de las artes de 1998), uno de los fotógrafos más premiados y reconocidos del mundo ha dicho  que considera que la fotografía está en proceso de extinción y que a dicho arte le quedan 20 o 30 años de vida" según un artículo del periódico REFORMA (Edición digital , 2 de Noviembre del 2016). 

     Es de llamar la atención el paralelismo con lo sucedido ante el surgimiento de la cámara fotográfica. Para el fotógrafo "la imagen" ha sustituido a la fotografía, la imagen como lenguaje en el que no importa la calidad ni el arte -según Salgado-. La fotografía, ha quedado al alcance de todos con el avance de la tecnología que permite tener en un teléfono una calidad digital extraordinaria. El rechazo es evidente por parte del artista que ha visto en la fotografía su medio de expresión pero el arte cuando es arte no muere. La fotografía deberá, como ha sucedido con otras formas de expresión artística,  someterse al crisol de los cambios sociales, culturales y tecnológicos para resurgir con mayor pureza y vivacidad.

     Si es verdad el que la historia se repite, la fotografía superará las fantasmas de la extinción y vivirá su proceso de evolución creativa manteníendose en el pedestal de Arte.

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