La gastronomía a través de la historia.

La humanidad está indudablemente ligada a la gastronomía. No hablamos meramente de una actividad práctica de alimentación que en algunos casos puede llegar a ser hasta por entretenimiento, no hablamos tampoco sólo de satisfacción fisiológica como ya lo hemos comentado anteriormente, más bien hacemos énfasis en un tema más de carácter estético.

Desde el génesis, las cualidades estéticas que son elementales para la gastronomía, acompañan a esta actividad humana: “Y Jehová plantó un huerto en el Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová, Dios, hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal” (Gen.2, 8-9). Este pasaje bíblico no sólo resalta la bondad para comer el fruto del árbol sino su ‘aspecto delicioso’, algo notablemente buscado por el ser humano en todo momento.



 
El jardín de las delicias (1500-1505)
Hieronymus Bosch (El Bosco)
Oleo sobre tabla
220 x 389 cms
Museo del Prado de Madrid

            Esta obra de El Bosco nos ilustra algunos elementos importantes sobre los que hemos estado hablando. En primer lugar, el nombre del tríptico tiene una connotación diferente a las comúnmente utilizadas ya sea Edén o paraíso terrenal. Esta pintura en particular utiliza, siguiendo el lenguaje que comentamos anteriormente, el término “delicias” para ilustrar el origen no de la creación en general sino del hombre como pieza central de la misma ya que siempre está el ser humano como creatura en el centro de la representación.

En segundo lugar, podemos ver en el centro de la tabla izquierda “la creación de Eva”,  representando el último día de la creación, que tiene como motivo central no sólo a Dios, a Adán y a Eva en la parte inferior sino también un poco más arriba, a una exótica planta endémica de Gran Canaria: el Drago; característico por su anaranjado y carnoso fruto, ésta planta es aún más protagonista que la palmera (lado derecho), símbolo de la vida eterna y sobre la cual encontramos enrollada a la serpiente.

El Génesis, presentado ahora en esta obra de El Bosco, como una representación del origen de la humanidad es sólo una ejemplificación de la importancia vital de los alimentos no sólo en sus propiedades organolépticas sino en sus atributos emocionales, es por ello que al hablar de alimentación debemos referirnos también a su proceso de elaboración como parte fundamental de su relación con el hombre y por tanto nos resulta imperioso hablar también, como parte del proceso histórico de esta actividad, de algunos elementos sustanciales para lograrlo, dentro de los cuales no podemos evitar mencionar lo estético.

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