La estética del siglo veinte

La Estética del siglo XX, de Mario Perniola

La estética de la forma . Tomado del texto: La estética del siglo veinte. (La balsa de la Medusa, 111, Segunda edición, Madrid, España, 2008).

(...), en el concepto de forma se encuentra implícita la referencia a algo objetivo y estable, que parece adecuarse perfectamente a la esencia de la obra de arte... la llamada a la forma manifiesta la pulsión de superar el carácter efímero, caduco, perecedero de la vida.

Perniola nos dice que en el siglo veinte, la forma ocupa un lugar intermedio entre divinizarla y su demonización, su exaltación y denigración. Con el eîdos (en latín species), la forma inteligible, distinto de la morphé (forma en latín), la forma sensible. Pero también interceden en escena, la idea griega de forma como schêma (habitus en latín), que hace referencia a un orden aplicable también a las acciones; la idea anglosajona de shape, Schöpfung (creación), Gestalt, para la psicología de la forma y la última pero no menos importante, noción kantiana de Form, entendida como condición a priori del conocimiento.

El Barroco: más allá de la forma

Heinrich Wölfflin (1864-1945), dice que lo renacentista y lo barroco son categorías opuestas; "la contribución más significativa de Wölfflin a la metodología de la historia del arte puede estar en su técnica de lado a lado la comparación de imágenes. A lo largo de sus escritos, él utilizó la comparación para demostrar polaridades en el arte."
(https://dictionaryofarthistorians.org/wolfflinh.htm). 

Wölfflin dice que mientras el renacentista está unido al respeto de las normas y la simetría, el barroco está animado por la búsqueda de lo excepcional e insólito.

Obra renacentista (Escuela de Atenas, 1509 - 1511 de Rafael)


Obra del Barroco (Las lanzas o La rendición de Breda, 1635, de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez)

El Barroco constituye una tentativa de ir más allá de la forma, actitud que es signo de una disolución de la forma misma llevada a cabo con una total conciencia.(...) el Barroco no es una forma que deba ponerse a la misma altura que la forma de arte clásico, sino que constituye la trascendencia de toda forma. La forma cerrada remite siempre hacia sí misma; por el contrario, la forma abierta tiende a superarse a sí misma y aspira a presentarse como ilimitada.

La voluntad de arte: más acá de la forma

Un análogo instinto de trascender la noción de forma se encuentra en la obra del historiador del arte austríaco Alois Riegl (1858-1905). La atención de Riegl se centrará, en los estilos ornamentales que, como el estilo geométrico o el arabesco, se mueven en una dirección opuesta respecto a la del arte griego clásico. En su opinión, esa necesidad que da lugar al arte no nace del impulso de imitar la naturaleza, sino de una cierta competencia con la misma: en la naturaleza el hombre advierte caducidad, la casualidad, la imperfección y se ve, por ello, llevado a sustituirla por algo eterno, perfecto, inalterable.


El arte industrial tardorromano es la obra más conocida de Riegl

Cuadriga vencedora (Museo Arqueológico, Barcelona).

Los tardorromanos, acentúan la importancia de la luz, exaltan la autonomía de las figuras, se preocupan, sobre todo, del efecto que las obras ejercen en quien las contempla desde lejos. Su arte puede ser definido como "óptico".

Las voluntades que parecen haber marcado el arte occidental han sido sustancialmente dos, lo inorgánico táctil y el ilusionismo óptico.

El estilo inorgánico: más allá de la imagen


Si Riegl parece oscilar entre el rechazo de la forma y el de la imagen, mucho mayor será el punto de vista de Wilhem Worringer (1881-1965), autor de Abtsracción y Empatía. En ella Worringer no sólo separa, sino que incluso opone, la imagen orgánica a la experiencia más pura y radical de la forma, que él define con el término estilo. "Worringer se basa en el concepto de empatía, que nuestro propio sentido de la belleza viene de ser capaz de relacionarse con la obra de arte en concreto. Toma prestado afirmación de Riegl que la mimesis no es una necesidad inherente a la producción artística: que el arte estilizado no es debido a la incompetencia de una cultura para crear representaciones realistas, sino que revela una necesidad psicológica para representar objetos de una manera más espiritual."
(https://dictionaryofarthistorians.org/worringerw.htm).

En Worringer, la oposición entre estética de la vida y estética de la forma se escenifica con una radicalidad extrema. (...) En la abstracción ornamental, la voluntad de trascender la naturaleza se manifiesta de modo puro y absoluto. (...) Llega después el turno del arte bizantino, atento, para Worringer, a evitar lo orgánico y la tridimensionalidad, optando por la abstracción y la representación plana.
Es no obstante, en el tratamiento del arte gótico donde Worringer nos deja su contribución más original. El Gótico representa un paso adelante, decisivo de cara a la experiencia de lo inorgánico... Lo gótico nos conduce a una experiencia de la forma que disuelve la noción misma de forma, entendida ésta como configuración determinada dotada de identidad precisa.

Una consecuencia de la experiencia estética inorgánica descrita por Worringer es la diferente percepción del cuerpo, que pierde su dimensión de organismo vivo autónomo, tan celebrada en los desnudos de la Grecia clásica. En el arte gótico, más que el cuerpo importa el vestido, que asume una existencia y un relieve independientes de aquello que cubre.

La teoría de la forma de estos tres historiadores del arte abre, por tanto, el camino a una estética "ampliada", a la que otros muchos durante el transcurso del siglo veinte han aportado relevantes contribuciones, entre ellos Hans Prinnzehron (1886-1933), a quien debemos la noción de "configuración (Gestaltung) esquizofrénica". Y -finalmente, sobre la relación entre voluntad artística y actividad histórica formativa, las reflexiones del filósofo japonés Kitaro Nishida (1870-1945), quien confrontara en sus obras el pensamiento occidental y el oriental tradicional.
La Anunciación de Filippo Lippi   (1406-1469, obra hacia 1467-1469)

Eva con manzana, 1578 de Giuseppe Arcimboldo



(...) también el Manierismo se encuentra entre los movimientos que trascienden la forma.



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