Exposición Yves Klein
“Es
irrelevante si ya se ha hecho“[1] dice el artista Yves Klein en un
diálogo grabado donde conversa consigo mismo, diálogo que nos ayuda a
comprender su obra, la cual es muy peculiar.
Explica que él no quería meterse en territorio donde ya se habían metido,
ni explorar lo que ya habían explorado. Tras crear el prototipo en su
imaginación, lo compara con todo lo que ya ha existido, para saber si hace algo
que ya se ha hecho; hasta conseguir una idea virgen. Pero una vez que tiene la
idea, no puede evitar realizarse una serie de preguntas: ¿valdrá la pena? ¿será
permanente? ¿tendrá un valor? ¿será verdadera? ¿necesaria? ¿bella? ¿bella y fea
al mismo tiempo? ¿buena y mala? ¿completa? Al preguntarse estas cosas, siente
que su pieza le responde y sabe que lo importante no es lo que crea sino en lo
que cree; lo que le interesa; el análisis de sí mismo.
“Soy
perfeccionista, ¿es algo malo?” se pregunta también, sabe que siempre hay un
camino mejor y que estar satisfecho es una mediocridad. Esa manera de pensar dio
como resultado grandes obras de arte, siendo una de las principales su obra
monocromática, en la cual destaca el azul, desplazando la idea de pintar un
cuadro hacia la invención de una sensibilidad pictórica, una realidad
inmaterial que no está directamente relacionada con los objetos, sino con un
campo de percepción y con el disfrute del vacío como producto estético.
El
azul que utilizó fue uno solo, que el mismo llegó a patentar bajo el concepto
Azul Internacional Klein (IKB), mismo color que utiliza en su proposición del
acto pictórico como una acción corporal y carnal con la serie Antropometrías
del periodo azul, donde utilizó a modelos desnudas cubiertas de pintura para
dejar su cuerpo marcado en el lienzo.
Con
lo antes mencionado podemos ver plasmados los pensamientos que él tiene
hablando consigo mismo, ya que realiza obras originales que no se habían
explorado y le da gran importancia a la sensibilidad inmaterial. Pero además
realizó obras con elementos como el humo, el aire y el fuego, siendo obras que
quisiéramos destacar debido al grado de interés provocado al ir a su
exposición, ya que, tras conocer poco de su obra, esperábamos encontrarnos con
puro azul, siendo sorpresivo encontrarnos con otros colores, que posteriormente
descubrimos que no eran colores, sino que eran obras realizadas con fuego
mediante un lanzallamas, provocando las quemaduras.
El
fuego es un elemento peligroso y muy simbólico, el cual Yves lo describe como
la representación de un futuro sin olvidar el pasado, siendo como la memoria de
la naturaleza. Eso nos generó una reflexión hacia dicho elemento, siendo
interesante como lo termina plasmado como una obra de arte. A demás agrega a
otras de las pinturas de fuego: el color, siendo una combinación curiosa que es
de buen ver.
Su
obra en general parecería sencilla, pero es interesante el descubrir los
materiales con los que trabaja, como, por ejemplo: pigmento seco, resina
sintética, cartón quemado, hojas de oro y yeso entre otros. Podría parecer
también que tiene un significado difícil de entender, pero al adentrarnos y
escuchar su manera de expresarse, nos dimos cuenta de que quiere expresar sus
ensoñaciones; quiere más; quiere dejar claro la importancia de analizarse a sí
mismo, de expresar en lo que cree y de conocerse a sí mismo. Fue una grata
experiencia el conocer su obra, pero sobre todo su manera de pensar reflejada
en ella.
Yves
Klein, Pintura de fuego sin título (F92), 1961. Cartón quemado montado sobre
papel.
Yves
Klein, Pintura de fuego sin título (FC 3), 1961. Pigmento seco y resina
sintética quemados sobre cartón montado sobre papel
[1] Dialogo conmigo mismo
(Dialogue with myself), 1961, Audio 26’01, grabación de audio realizada por
Yves lein en su departamento, 14 rue Camagne-Premiére, Paris. MUAC
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