Dostoievski: un gran conocedor de la interioridad humana


Dostoievski: un gran conocedor de la interioridad humana

        “Sólo temo una cosa, no ser digno de mis sufrimientos”
F. Dostoievski
           ¿De dónde surge la visión tan penetrante de la interioridad humana en Fiódor Dostoyevski? Entendiendo por “el mundo interno del ser humano”: sus emociones, sus motivadores, su inconsciente (aunque Dostoyevski no conocía este término aún), sus ilusiones y miedos, su locura y su lucidez, su espiritualidad y su incredulidad, y toda esa gama de contrastes en los que el ser humano hayas su luchas y contradicciones más secretas, y al mismo tiempo, las más evidentes. Es justamente, desde mi perspectiva y desde este análisis, una de las más grandes aportaciones que ofrece la escritura de Dostoievski. Este conocimiento de “el espíritu humano” es fruto del propio conocimiento de sí, de su observación atenta al mundo que le rodeaba, y de su lucha interna por conservar la fe. Todo esto, fraguado en la ardua escuela de la soledad y el sufrimiento de su propia vida, le convirtieron en esa persona de visión profunda, e hicieron fructificar su obra de modo que fuera una aportación y profecía para los tiempos venideros. Al mismo tiempo que es hacen que la obra siga siendo vigente para todos los que entran en contacto con ella.
            Esa misma soledad, no repelida, sino asumida sacaron lo mejor de sí también porque su espíritu, fue capaz de no dejarse vencer por esas adversidades, sino de fortalecerse en ellas. Los reveses que la vida le trajo, pero también los de su debilidad propia, le permitieron cuestionarse y cuestionar a su época y a la nuestra en los grandes dilemas del hombre, el crimen, el sufrimiento, la soledad, el aislamiento, los vínculos, la fe, la religiosidad, la santidad, el pecado, la culpa, la moralidad de los actos, la relación con una sociedad cambiante y las posturas que se pueden o se deben tomar al respecto.
            Su vida, de alguna forma nos inquiere sobre nuestra propia vida, nuestra personal capacidad de reflexión sobre ella, incluso la posibilidad de justificar nuestros actos. Primero nos sumerge en la realidad y su miseria para después sacarnos de ella con la locura de sus personajes, sus confusiones y alucinaciones. Con sus obsesiones y excesos, con sus virtudes y sus vicios. Y nos da la posibilidad de encontrar las respuestas, desde el ámbito de la fe, a las preguntas que todo ser humano se hace.

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