Arte en China: una protesta social


“Hemos matado a gente hemos matado a hombres hemos matado a mujeres hemos matado a ancianos hemos matado a niños hemos comido a gente hemos comido corazones hemos comido cerebros humanos hemos pegado a gente hemos dejado a gente ciega a golpes hemos golpeado a gente en la cara hasta partírsela”. Esto se puede leer (si se sabe mandarín) en la instalación de Gu Dexin 2005-05-02, parte de la exposición Arte y Chinadespués de 1989: el teatro del mundo, en el Museo Guggenheim de Bilbao. El friso contiene estas 11 frases dispuestas en 35 paneles en color rojo, como el utilizado por las campañas políticas y los anuncios oficiales en China. Para un espectador occidental, la obra causa duda e inquietud por las imágenes que llenan el pensamiento una vez comprendido el texto. En cambio, un oriental rápidamente identifica al autor moderno Lu Xun y su libro Diario de un loco, el cual narra la historia de un hombre que va descubriendo que se encuentra entre caníbales. Como explica el texto de sala, este libro es una crítica a la supremacía de la colectividad sobre la individualidad que vive la sociedad china, ese “nosotros” implícito en las frases de Dexin: el artista invita al espectador a encontrar cuál sería su postura al hallarse dentro ese “nosotros” tan violento y real.



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