El encuentro mísitco: Bernini, El Éxtasis de Santa
Teresa.
El Éxtasis de Santa Teresa, Gian Lorenzo Bernini, (1645-1652), Mármol, Iglesia
de Santa María de la Victoria, Roma Italia
Dentro de las muchas experiencias de
espiritualidad compartidas por Sta. Teresa, una de las que más me llama la
atención es la de la oración extática. Cuando se habla de un estado de Éxtasis
o de embriaguez en el espíritu los autores de vida espiritual se refieren a uno
de los frutos de las etapas más altas o de los estadios de mayor unión con
Dios, de manera habitual en la vía unitiva. Según estos autores, no es
frecuente que este fruto se encuentre en las etapas iniciales o incipientes del
recorrido en la vida espiritual. Para Santa Teresa esto se da después de la
quinta morada (quien divide la vida espiritual en siete moradas, a diferencia
de los demás que generalmente establecen tres), Sta. Teresa dice a este
respecto: “Da nuestro Señor al alma
algunas veces unos júbilos y oración extraña, que no sabe entender qué es”.
(Martin, 2013, pág. 406) Santa Teresa
describe este júbilo y alegría que no enajenan los sentidos, sino que tal es el
gozo que la persona se olvida de sí y de todo lo demás que no sea Dios.
Cuando se habla de la embriaguez del
espíritu esta embriaguez o júbilo es un signo del encuentro con Dios en su
Espíritu. San Bernardo dice de esta experiencia: “ Si alguien en la oración recibe el don de salir de sí mismo y de introducirse
en los divinos misterios de donde regresa en seguida ardiendo totalmente en
amor divino y abrasándose en el celo de justicia, y fervorosísimo en todos los
oficios y ocupaciones espirituales hasta el extremo de poder decir: El corazón
me ardía por dentro y meditándolo me quemaba (Sal 39,4)” (Martin, 2013, págs. 408-409) . Son experiencias de
una íntima unión con Dios y un don de la confirmación de su presencia que
necesariamente debe confirmarse con una vida de caridad constante.
Esta obra expresa el momento en el
que Sta. Teresa recibe el don místico de la transverberación, que se refiere a
una herida espiritual en el corazón otorgada como señal del amor de Dios a la
persona que lo recibe. Se basa en la descripción que hace la misma Sta. Teresa
en su Libro de la Vida.
Los rayos de luz como expresión del
Espíritu Santo como si el cielo se abriera paso a la tierra en ese momento.
Aquí se expresa con la teatralidad propia del Barroco este momento culmen de
unión de la santa con su Esposo místico, en la que es traspasada con el fuego
sobrenatural de su amor.
Bibliografía:
Martin, R. (2013). El
cumplimiento de todo deseo. Madrid: Estudios y ensayos BAC espiritualidad.
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