Narciso y la mediación del otro en el
conocimiento de sí.
Narciso,
Caravaggio (1597-599), óleo 110 x 92cm, Galería Nacional de Arte, Roma Italia
Esta experiencia de la búsqueda del conocimiento personal se ve reflejada en el
arte, que desde su ámbito busca reflejar estos cambios en la visión del hombre
de sí y su capacidad representativa muestra nuevos elementos: “El espejo comparte, con el arte de la
pintura, un énfasis en el valor de la imagen, la semejanza y la simulación,
esto se entrelaza con el tema de mirarse a uno mismo. Las artes visuales son
inseparables del uso del espejo” (Melchior-Bonnet, 2014, pág. 3)
En esta representación del famoso mito de
Narciso, proveniente de las Metamorfosis de Ovidio, se nos presenta la imagen
de un joven enamorado de sí mismo que se pierde en la contemplación de sí.
Caravaggio hace uso de una composición simple para pintar este tema. Empleando figuras
grandes, provoca una gran cercanía con el personaje y cierta espontaneidad. Es
una figura de tamaño semi-natural, como suelen serlo sus pinturas. “El lienzo está limpiamente seccionado en dos
mitades, constituidas por el hermoso Narciso, que describe con su cuerpo una
figura geométrica rectangular casi perfecta, con un arco de luz constituido por
sus brazos, cuello y rostro, equilibrado con el destello central de la rodilla.
En la mitad inferior le responde con armonía el reflejo del joven, más
atenuado, perdido en el estanque, significando la fatuidad y lo superficial de
la belleza física, no más estable que el reflejo trémulo de la superficie del
agua”. (Arte Historia, 2008)
El mito refleja que la búsqueda del
conocimiento de sí mismo tal y como pide el principio délfico, requiere
separarse de la imagen de los reflejos comunes, sea un espejo, un reflejo, una
apariencia, para descubrir detrás de eso la propia imagen del alma (Melchior-Bonnet, 2014, pág. 105) . Resalta detrás de
la pura vista de la propia imagen la mirada que muestra los lugares más
profundos del ser humano. Como reza el dicho “nadie es buen juez en su propia
causa” esta imagen no puede ser exclusivamente auto-referencial, requiere de la
confirmación de los demás. El mito de Narciso nos recuerda en una enseñanza
vital “Él fue castigado por Némesis por
haber despreciado el amor de Echo, por haberse negado a la mediación del otro
en la construcción de uno mismo” (Melchior-Bonnet, 2014, pág. 106) .
Este progresivo descubrimiento del yo, que
en esta época toma unas características particulares, orienta la mirada hacia
sí, hacia la propia conciencia, hacia la verdad no desde su aspecto objetivo
sino desde las propias categorías mentales, nos remite a lo externo para mirar
hacia dentro y nos cuestiona sobre la propia capacidad de este conocimiento
para llevarnos a una verdadera construcción de nosotros mismos en relación con
los demás.
Bibliografía
Arte Historia. (mayo11 de 2008).
Obtenido de
https://web.archive.org/web/20080511204834/http://www.artehistoria.jcyl.es/genios/cuadros/2252.htm
Duby, P. A. (2001). Historia
de la vida Privada (Vol. 3. Del Renacimiento a la ilustración). (M. C.
Montero, Trad.) Madrid: Taursminor.
Melchior-Bonnet, S. (2014).
The Mirror. (K. H. Jewett, Trad.) New York: Routledge.
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