El hecho de que la muerte sigue siendo
un tema central en el arte, como lo ha sido desde el nacimiento del mismo, muestra
la relación entre éste y el espíritu humano: la muerte y el duelo son partes
inextricables de la condición humana y la forma en que han sido y serán
representados seguirá diversificándose. Visualizar la muerte por medio del arte
ayuda a conceptualizar y a aproximarse a un suceso tan inimaginable. Al mismo
tiempo provee un sub-discurso con el cual referirse a ella y tratar de darle
sentido. En la antigüedad, el tema era más discutido y menos controvertido. Actualmente,
la muerte no es bienvenida: para el poeta Philip Larkin, ignorar la muerte es
el talento más notable del hombre del siglo XXI. La gente vive tan asustada que
para hablar sobre ella es necesario una obra visual literal y cruda que les
recuerde la realidad, como las de John Isaacs.
John Isaacs es un artista británico
nacido en 1968. Es consciente de la negación que se vive ante la muerte y busca
desafiar a la sociedad contemporánea, a la cual describe como “más cercana a la
Edad Media que a la Modernidad por el ánimo general y el color de [sus] vidas”.
Considera que el objetivo de sus obras es elevar de nuevo a la humanidad,
recordarle lo que importa y lo que ha dejado a un lado, para así entender mejor
el presente. Su cuadro Please leave this
world y su instalación Let the golden
age begin ponen al observador frente a frente con la inescapable muerte, obligándolo
a reconocerla como una realidad.
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John Isaacs, Let the golden age begin, 2015, 152 x 80
x 45 cm, yeso, acero, madera, hoja de oro de 22 kilates, lienzo, cinta de
embalar, correas
El
discurso actual de la muerte es vacío y ausente, tanto que llevó a John Isaacs
a dedicarle un gran número de sus creaciones. La muerte es un tabú, y ver un
cuadro con la frase “Por favor, vete de este mundo” o el montaje de lo que
parece un cuerpo, causa reacciones fuertes entre sus espectadores. Es posible
preguntarse si era necesario crear representaciones igual de agresivas como lo
hizo Isaacs, pero la sociedad es tan hábil desdeñándola que la respuesta es
que sí. Se debe llegar a este grado de realismo para que la gente hable del
tema y se cuestione, aunque sea por unos instantes, y reconozca el sentimiento
que le cause “enfrentarse” ante el fin de su propia vida. El propósito del artista
es justamente ese: poner al frente la vulnerabilidad y las emociones de la
gente, para que sientan el dolor que tengan que sentir: “…hay que nadar ennuestras lágrimas… regresar y pisar tierra limpios… estoy seguro que prontohabrá algo porqué llorar, y si es así, entonces debemos practicar”. Justamente así, el arte puede contribuir a
aceptarla.
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